jueves, 30 de marzo de 2017

Esclavos terrestres. Ra Station Club. 30 de marzo, 2017.





Existe una sensibilidad generalizada en todos los viajeros espaciales: la impresionante sensación que produce la Tierra desde el espacio exterior, la consciencia se torna en quietud y sentimientos de unidad, paz y grandeza más allá de las fuerzas gravitacionales. Podemos llegar a la conclusión de dos cosas: el humano es sensible y amoroso con su entorno, ¿entonces, de dónde viene tanto mal?.  Siempre hemos pensado que la Tierra tiene un virus habitando entre nosotros que desestabiliza la verdadera naturaleza de nuestra especie y dos: la Tierra produce realidades en nuestra consciencia que desaparecen con la ausencia de gravedad. Cárcel sensorial.  OlmO.  

 

 

Amanecer desde la ISS, Estación Espacial Internacional. 

 

 

RA   STATION   CLUB

 

 

 

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Su observación coincide con la creencia de los pueblos más antiguos. La Luna no existía en nuestro pasado remoto. Será tal vez la responsable de ese" virus" ???
Un saludo desde Uruguay.

María.

Ra Station Club dijo...



Hola María. Pudiese ser parte de la razón.

Anónimo dijo...

Sin embargo , no se que pienses tu Ra al respecto, pero existe mucha evidencia de grupos, élites, personajes incrustados en las altas esferas de poder tecnológico, político, económico que se aglutinan en sociedades secretas e invocan y contactan con seres invisibles a esta dimensión , seres cuya apariencia y decisiones no son nada pacificas a nuestro entorno y nada positivas a nuestro desarrollo humano, esta clase de "virus" serán estos seres asociados con humanos quienes rigen el destino de este planeta??

Gracias

Ra Station Club dijo...

Es posible haya entes corpóreos y otros no pero, para acercar más el anákisis a nuestras realidades tangibles, es seguro hay en carne y hueso entre nosotros.

Anónimo dijo...

Entonces nuestra naturaleza natural es buena pero contaminada de alguna forma

Ra Station Club dijo...

Eso parece querid@ amigo. Somos como un recipiente vacio, gozamos de plasticidad y nuestra identidad y actos están inducidos por las realidades que vivimos. Ni usted ni yo tenemos las costumbres de vida que tenían hace 500 años no más, más allá de dormir, comer y reproducir.

Hay un virus entre nosotros que nos lleva al sistema psicópata y genocida de si mismo y su entorno en favor del falso culto al ego.

Somos como el agua, hijos del hidrógeno y el oxígeno.